Tartessos Mítica; Misterios y Descubrimientos Arqueológicos.
Desvelando los misterios de Tartessos.
Las influencias fenicias y griegas en la civilización tartésica
La civilización tartésica, situada en el suroeste de la península ibérica, fue el resultado de una intensa interacción con dos grandes culturas del Mediterráneo: los fenicios y los griegos. Estas influencias marcaron un antes y un después en la historia de Tartessos, transformando su economía, su sociedad y su cultura material.
Influencia fenicia:
Los fenicios, llegados desde Oriente a partir del siglo IX a.C., establecieron colonias y factorías comerciales en la costa andaluza. Gracias a ellos, Tartessos adoptó nuevas técnicas de minería y metalurgia, especialmente en la extracción y el trabajo de la plata, el cobre y el estaño. Introdujeron el torno de alfarero, técnicas avanzadas de orfebrería y nuevos estilos cerámicos. En el ámbito religioso, los tartesios incorporaron deidades fenicias como Astarté y Baal, y asimilaron prácticas rituales orientales, como la incineración de los muertos. Además, los fenicios trajeron consigo una red comercial que conectó Tartessos con el resto del Mediterráneo, facilitando la llegada de objetos de lujo y nuevas ideas.
Influencia griega:
A partir del siglo VII a.C., los griegos también establecieron relaciones comerciales con Tartessos. Su presencia se refleja en la llegada de cerámicas y objetos de prestigio, así como en la adopción de ciertos modelos aristocráticos y de organización social. El arte tartésico incorporó motivos y técnicas griegas, especialmente en la cerámica y la metalurgia. La alianza con los griegos fortaleció a Tartessos hasta mediados del siglo VI a.C., cuando el declive griego en el Mediterráneo occidental contribuyó a la desaparición de la civilización tartésica.
En definitiva, Tartessos fue una cultura de frontera, abierta al Mediterráneo y profundamente transformada por sus contactos con fenicios y griegos, que dejaron una huella imborrable en su desarrollo histórico y cultural.
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Yacimiento de Cacho Roano. Badajoz. Extremadura. España
La imagen muestra el yacimiento arqueológico de Cancho Roano, uno de los enclaves tartésicos más importantes y enigmáticos de la península ibérica, situado cerca de Zalamea de la Serena (Badajoz). Según los expertos, lo que se observa es el edificio central del complejo, interpretado mayoritariamente como un santuario o lugar de culto de la civilización tartésica, datado entre los siglos VI y V a.C.
Destaca en el centro el famoso símbolo circular con una línea y un punto, cuya interpretación sigue siendo objeto de debate: algunos lo relacionan con rituales religiosos, otros con símbolos solares o de fertilidad. El recinto, de planta cuadrada y rodeado por gruesos muros, presenta varias estancias y un foso perimetral, lo que refuerza la idea de que era un espacio sagrado y protegido.
Los especialistas coinciden en que Cancho Roano fue un centro ceremonial de gran relevancia, vinculado a prácticas rituales y a la élite de Tartessos, y constituye una de las mejores muestras de la complejidad social y religiosa de esta cultura.
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